a luis, por el contexto, de entre los pocos el más incondicional.
como la atávica inmolación de los alcoholes que intentan sostener torpemente tu existencia
John Torres, “Leaving Las Vegas”
amigos tuve muy pocos.
escasísimos en ese barullo
tabacalero y sureño.
una pena que se perpetúen así los mitos.
de mi especie, un puñado:
un cubano exiliado, un vasco vasco,
instructores mal tratados,
un primo noctámbulo y,
honestamente, algo descuidado--
igual que otro judío, algo amigo.
un argentino rufián.
una gringa en un vaivén
de buenas intenciones
y remordimientos.
al menos, a ellos recuerdo
como gas luz entre tanta espada,
niebla falsa, luz estridente,
por noches negras faldas.
los demás, ya son, para ponerlo bien,
conocidos: optimistas ilusos,
intrusos oportunistas, oportunistas
simples también, chovinistas,
faranduleros, teóricos lejos
del buen maestro y sus prácticas.
histéricas castrantes,
castrantes simples también.
ciegos de falsa fe en escritos
también simples y vacuos.
ante todo, de cobardes
ya acomodados en casilleros
después de tenues pataletas.
arrogantes creídos, y arrogantes,
creídos, vanguardistas grises.
insólitas estrellas sin polvo mágico.
profesores sordos y sórdidos,
también cobardes y, a veces,
castrantes y estrellados. pero,
ante y sobre todo, cobardes.
odié duke y aún así siento.
tierra de fantasmas de fantasmas.
dos veces genitivo, que no errata.
duke
la visión del túnel promete el relámpago de la tierra primera permite que el frío regrese a la region del mal
John Torres, “Leaving Las Vegas”
Conocer el fondo de un méndigo,
su inocencia legal, su intemperie
y dejarlo casi morir bajo un puente
en el canto gris de un lóbrego gallo
de hielo plomo en un invierno.
Básicamente, esa es la catapulta
de un golpe en que se hace el prestigio.
muerte ámbar
a mathew feshkens
“morirse es cuestión de economía”
John Torres, “Leaving Las Vegas”
rincones de asco
aún quedan de esos rincones.
aún.
aún el vómito.
algunos han dado
el resguardo.
los que han podido,
llegaron a tiempo.
pero, aún quedan de esos rincones
con olor a alcantarilla.
los papeles
densos,
de prensa espesa,
tan sólo llenan el ángulo
de insalubres hongos.
los que despertaron
antes que el reloj,
muchos, quizá todos--
me opacan la verdad
las mentiras y sus veladuras
--llevaron prontamente
lo que pudieron
para aliviar la nausea,
la asfixia, el asma,
el jerez rancio…
algunos todo, otros
llevaron mucho,
unos bastante
hasta que se hizo la colecta
para la pirra del cadáver
que íbamos a ser todos.
luz gas
a los instructores y a los estudiantes que supieron o con ética intentaron instruir el bien.
tres días tras tu partida te contemplas claro y liviano
John Torres, “Leaving Las Vegas”
lenta y constante
porque eres de entre nobles.
alineada a la izquierda
con pocas pretensiones
porque te ocupas de proteger
a los elementos más reactivos
y de dejar ir a los menos.
si fueras luz como tal,
como se dice en física,
con el fulgor de un rayo,
hubieras durado tu tiempo
y sólo hubieras vivido
como un recuerdo.
luz gas, cumples tu tempo
y a nuestra verdad te debes
sin arrojarte en sorpresas.
clara y liviana transeúnte
partidas entre clases y en ellas.
a quien escribe estos poemas
a quien escribe estos poemas
cazar el amanecer gravitando tiene sus riesgos
John Torres, “Leaving Las Vegas”
tantas caras y múltiples manos.
pechos, brazos y piernas,
y más piernas y más brazos sin alas.
vivir al paso del ying y el yang,
delfines durmiendo alternando
es una encomienda loable.
mas se mueve la tierra desde su boca.
se despierta del pesado letargo.
intriga
debemos resucitar
John Torres, “Leaving Las Vegas”
llegan los rumores que puede ser mañana,
día del rey negro.
intacta
confieso haber tocado la hoja de lata,
el peso polvo de plomo.
haber mal-dicho y maldecido.
haber deseado el mal con furia animal.
pero, ¿negarán que el mejor arma
es aquella que se abandona?
¿negarán que la mejor estrategia es
llegar hasta el vértigo del abismo
y saber, con tres pasos hacia atrás,
que los pájaros son los que vuelan?
que lo mal dicho y sus maldiciones
siguen siendo minuta pecata
frente al maleficio hecho hecho.
intacta, con tres por ciento de margen,
llegué a la cama de rosas tampoco sin morfina.
que sean felices
sucede que ya no eres dueño de tus decisiones incluidas las elementales
John Torres, “Lucía y el sexo”
si lo que acabo de ver es cierto,
que alguien liberó la cautiva
antes de yo haber llegado,
ellas felices como mejor quieran.
pero, por favor, ya que está en sus manos,
dioses humanos: libérenme de espectros.
ahora
finalmente,
se pusieron de acuerdo.
iso facto
dieron media vuelta y dejaron
en ese infierno tabacalero
papeles, plumas, bolígrafos,
tiestos, libretas, libros
y se fueron al unísono,
finalmente,
despiertos.
texto de Jaditza Aguilar
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20 ene 2010
infierno blanco: hilo a la fiebre
Rebotado por sauldadá at 20.1.10
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