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29 feb 2008

Entrevista a Ivan Thays

Creo que la profesión literaria es muy estimulante, como tema, para muchísimos escritores'

Iván Thays, escritor

Iván Thays es uno de los escritores latinoamericanos más conocidos hoy en día. En Perú dirige Vano Oficio, el único programa televisivo dedicado al quehacer literario. Es autor de Las fotografías de Frances Farmer, Escenas de caza, El viaje interior. Su novela, La disciplina de la vanidad, llegó a ser finalista del prestigioso premio Rómulo Gallegos. La editorial Seix Barral acaba de publicar su antología Pasajeros perdurables. Thays es, ante todo, un apasionado de la literatura. En esta entrevista hablamos de su obra, de lo que se está escribiendo en Latinoamérica y en España.

En tu novela, La disciplina de la vanidad, abordas temas ajenos a los estereotipos realistas que fueron la marca registrada de muchos libros no solo en Perú, sino también en Latinoamérica. Y una constante en tu narrativa es la relación amorosa que yace en personajes singulares. Espero no pecar de impresionista, pero a diferencia de muchos autores, cuyas experiencias vitales los han llevado a escribir, noto que en tu caso la experiencia vital no es un motor que te haya llevado a esgrimir una obra. ¿Qué es lo que te llevó a escribir?

La experiencia de vida siempre será parte del insumo que produce un libro de cualquier escritor, y por supuesto también es mi caso. Sin embargo, mi vida no aparece de manera directa o "costumbrista" sino transfigurada en algunos personajes o situaciones que tienen, en apariencia, poco o nada que ver con mi aquella o conmigo mismo. Creo que mis novelas son el cruce entre esas experiencias vitales y algunas preguntas sin respuesta muy arraigadas en mi interior, motivados por lecturas sobre todo.

Creo que el hecho de que hayas escrito esta novela me lleva a pensar que fue para ti una experiencia única. Nunca antes, en lo que he leído, he visto un fresco con tintes de parodia en torno a la figura del escritor como tal. Si ya todo está dicho en literatura, lo que mueve a un escritor a seguir es la vanidad, es una de las ideas que se dejan leer. ¿Cómo nació esta novela?, ¿qué autores estuvieron presentes?

La disciplina de la vanidad es una novela que pretende plantearse el tema de por qué uno escribe, y al mismo tiempo narrar la educación literaria de un joven escritor pero desde una perspectiva distinta, más concreta quizá o más contemporánea, como es el temor al fracaso en un mundo competitivo, en un mercado literario distorsionado, en una época de encuentros literarios donde los autores hablan de marketing, de odios a ciertos críticos literarios, de agentes literarios buenos y malos, de manejo de medios de comunicación y premios promocionales, pero muy poco de sus obras o técnicas. La escritura de esta novela se dio en varias etapas: primero, sin saberlo, con el acopio de datos o informaciones, o incluso citas, en pequeñas libretas, sobre la vanidad del escritor. Luego, los cuentos de Los Alces Premeditados que son el contrapunto de la historia. Y luego, la historia en sí (los escritores en el congreso) que fue el unificador de todo este material disperso. En efecto, dudo que vuelva a escribir un libro así, fue extenuante.

Esta novela se desarrolla en un encuentro de escritores jóvenes en la ciudad española de Morillo. La cantidad de escritores, entre españoles y latinoamericanos, llega a superar el centenar. Sumándose ese trío de escritores frustrados metidos a críticos como lo son Nunquam, Tunc y Aut. Esta es una historia en la que dejas sentadas tus preferencias literarias al igual que, digamos de una manera, tus "odios literarios". ¿Cuán fascinante puede ser la persona del escritor como para ser abordada en una novela?

Creo que la profesión literaria es muy estimulante, como tema, para muchísimos escritores. En general, los artistas lo son. Los escritores como protagonistas ejercen siempre cierta atracción, porque son personajes vulnerables y reflexivos, cuyo oficio implica tratar de entender la vida observándola con cierta distancia pero, al mismo tiempo, tratando de modificarla, ordenarla o incluso vivirla intensamente. Son personalidades complejas, sin duda, y por eso mismo ideales para un argumento lleno de reflexiones y de sucesos.

Pero también se desprende en esta novela la idea de que los congresos literarios no sirven para nada. O mejor dicho, se explaya la idea de banalidad ¿Esta es una idea que manejaste para la novela o es también lo que piensas?

Al contrario, creo que sirven de mucho, y en ese sentido va la novela: los congresos literarios sirven para que los narradores jóvenes asuman su compromiso literario en serio, sin romanticismo, entregados plenamente a su trabajo, sabiendo que la literatura es un "vano oficio". Mi experiencia en encuentros literarios de todo tipo siempre ha alimentado mi pasión por la literatura, además de servirme para conocer a muchos autores de mi generación, peruanos o de otros países, con los que comparto temas, aficiones, complicidad. No creo que sean una banalidad.

Me llamó mucho la atención la aparición de un rinoceronte en el mismo local en el que se realiza el congreso. La cuota de irrealidad es redonda. Y un rinoceronte también es parte de la portada de la novela. Mario Vargas Llosa tiene un concepto con relación al hipopótamo, muy ligado este al oficio creativo. ¿Tienes un concepto personal con relación al rinoceronte?

Me gustaría que quede claro que el rinoceronte en La disciplina de la vanidad no es una representación, ni un símbolo, sino algo concreto: quizá la pesadilla del narrador, o la explosión de su angustia. Pero es probable también que exista en la "realidad" del relato como un espectro, y solo el narrador lo vea al principio, pero poco a poco más personajes tienen el "don". En todo caso, sí cabe una lectura metafórica: el rinoceronte sería una oposición al escritor vanidoso, siempre ligero, volátil, cambiante: el rinoceronte es la persistencia, el ostinato rigore.

Hablemos de lo que se está escribiendo en Latinoamérica. Desde hace unos años estamos viendo un divorcio temático y estilístico, como que la influencia del Boom ya no fuera la única opción. Digamos que este rompimiento no es total, pero hay que decir que nos hemos encontrado con novelas realmente interesantes como Basura, de Héctor Abad Facciolince; La traducción, de Pablo de Santis; El pasado, de Alán Pauls; Una noche con Sabrina Love, de Pedro Mairal. Casi todos los mencionados, tributarios de Borges, y como sabes bien, el indagar en un escritor importante es nutrirse de una tradición, es el experimentar el descubrimiento de otros escritores como Manuel Puig y Leopoldo Marechal. ¿Cuánto le debemos a la literatura argentina?, ¿qué autores argentinos son los que, personalmente, te llaman la atención?

Le debo mucho a la literatura argentina, como a la mexicana o cubana en mi caso, por ejemplo, dentro de América Latina, porque es una literatura distinta, con una agenda propia muy sólida y autores notables. No solo es una de las pocas literaturas en castellano capaces de llegar a alturas notables en la ficción fantástica, sino que además tiene la audacia de auspiciar a los "raros" como lo son Macedonio Fernández, Filloy, Gombrowicz (polaco, pero vivió muchos años allá), Laiseca, Aira, Fogwill. Para mí, la lectura de algunos autores argentinos, como Borges, Bioy Casares, José Bianco y Mujica Lainez fue fundamental en la idea de una prosa decantada, exigente. Confieso que Cortázar (fuera de algunos cuentos y algunos capítulos intachables de Rayuela) y Ernesto Sábato son autores a los que siempre les he guardado ciertos reparos. Luego, la ruptura que representó Manuel Puig fue vital para entender el paso del Boom a una nueva literatura. Puig es el "recetario" que propone una serie de técnicas y temas que luego serán adoptados y llevados al extremo por toda la literatura latinoamericana desde Roberto Bolaño, por poner un punto de inicio, aunque éste sea obviamente arbitrario. Actualmente, debo reconocer el furor que me causó en los años 90 leer a César Aira ha cedido y crece más bien la figura de un autor que estaba un poco en la trastienda de mis lecturas como es Juan José Saer, a quien luego de su muerte he releído mucho y lo admiro cada día más.

Espero no exagerar, pero pienso que Mario Bellatin es el escritor latinoamericano más importante hoy en día, en lo que a tópico y estilo se refiere, su propuesta está anclada en la integración de diferentes canales que no necesariamente son los literarios. Conoces bien la obra de Bellatin. ¿puedes darnos una idea de la propuesta de este escritor extremadamente sui-generis?

Bueno, no se puede hacer eso en pocas palabras, y no necesariamente porque la obra de Mario Bellatin sea compleja (que lo es, sin duda) sino porque es difícil no caer, primero, en el lugar común (una obra atemporal, sin patria, escueta, con personajes sin nombre, breve), y en segundo lugar porque es una obra muy diversa y tiene variaciones importantes que no siempre son vistas por cierta crítica costumbrista, que las ve equívocamente como un continuo o una reiteración de una fórmula. Creo que la propuesta de Bellatin es estrictamente literaria, aunque sus márgenes de juego dentro de lo literario son tan amplios que permite a otros artistas inspirarse para crear "artefactos" alrededor o a propósito de ellas. Por otra parte, la pregunta sobre qué es la ficción y cuáles son los límites de lo verosímil es en cierto modo un unificador de buena parte de sus novelas. Pero es un autor que nunca deja de sorprenderme.

Hace poco la editorial Seix Barral publicó Pasajeros Perdurables, antología esta que estuvo a tu cargo. Aquí, el concepto de viaje está muy engarzado a una búsqueda interior, mas no física, búsqueda que está delineada por una preferencia estética literaria; me recuerda mucho a El desvío a Santiago de Cees Nooteboom, donde nos deleitamos con las digresiones de este holandés. ¿Cómo definirías un viaje interior?

Lo definiría como lo has hecho tú, como un viaje hecho de digresiones, de dudas, sin mapa, con estaciones sorpresa, en un transporte inestable, con líos en las aduanas, con inútiles diccionarios bilingües y con más preguntas que respuestas. Un viaje interior es, por decir algo, lo contrario a tratar de entenderse con ayuda del psiconálisis, que sería el equivalente a viajar en un paquete turístico con reservas hechas y guía profesional al interior de uno mismo. Un viaje interior es el desvío constante. Por cierto, te comento que cuando supe que Vila Matas había escrito una novela llamada El viaje vertical entendí de inmediato que ese título era el que realmente hubiera querido poner a mi novela El viaje interior, un título demasiado místico para lo que realmente pretendía decir.

Sabemos bien que esta onda metaliteraria que está en auge hoy en día en las letras castellanas tiene larga data. No es un fenómeno editorial como algunos creen. Sin embargo, uno de los responsables de este furor es Enrique Vila- Matas. No solo él ha hecho de la experiencia libresca su crisol temático, sino que también entran en juego la reflexión y determinadas experiencias vitales. Por ejemplo, Doctor Pasavento o La asesina ilustrada. ¿Qué es lo que siempre te ha fascinado de este escritor?

Te doy la razón solo en parte. Sin duda esos híbridos que mezclan reflexiones, anécdotas autobiográficas, citas de otros autores y preguntas por el quehacer literario, existen por lo menos desde Ensoñaciones de un paseante solitario de Jean Jacques Rosseau. Pero también es cierto que se ha convertido hace unos años (aunque actualmente en franco retroceso) en un "fenómeno comercial", como se convierte todo aquello que termina siendo un éxito entre los lectores, alimentando por tanto las cuentas de las editoriales, independientemente de su calidad literaria. Lo que sí es absurdo, por los ilustres precursores que tiene, es que alguien piense que es un "producto" elaborado en una especie de "laboratorio editorial". Un fenómeno con el de Dan Brown puede explicarse así, pero no la obra de WG Sebald o Enrique Vila Matas. En el caso de este autor en particular, lo que siempre me ha fascinado de él es su la lectura tan particular de ciertos autores, el punto de vista único con que interpreta a sus escritores favoritos hasta convertirlos en "modelos" o "alter egos". La lectura e interpretación que en Doctor Pasavento hace de un escritor como Robert Walter es estimulante, por ejemplo. Comparto con él, además, el fetichismo por las vidas literarias y las frases de escritores. Además, me siento sintonizado con su sentido del humor, o al menos con el de los narradores de sus novelas. Sin embargo, en escritores tan cultos como él siempre es inevitable reírse un poco por compromiso de bromas más bien oscuras que uno no ha entendido completamente.

Encuentro varios puentes creativos entre Marco Giralt Torrente y tú. Su novela, París, me gustó mucho. ¿Algunos otros escritores españoles que te llamen profundamente la atención?

Creo que la obsesión que tiene Marcos Giralt Torrente por la memoria es algo que comparto plenamente en mi propia escritura, en especial desde hace unos años, desde La disciplina de la vanidad. Marcos es un caso extraño de un escritor al que me bastó conocer levemente, me lo presentaron en el Centro Cultural de España hace unos años, para estar convencido de que su obra me iba no solo a gustar sino que iba a sentirme muy identificado con ella. Y bueno, eso sucedió sin duda, con París, que es una novela estupenda que en muchos fragmentos me pareció que yo la estaba no leyendo sino escribiendo. Con Los seres felices, en cambio, me ha sucedido algo distinto. Es una novela muy exigente, muy superior a mí como lector, y por tanto mi lectura ha sido mucho más pasiva, completamente admirativa digamos. En cuanto a otros escritores españoles, descontando a Vila Matas y Marcos Giralt, la verdad es que no hay mucho más. Desconfío de los novelistas que tratan temas vinculados a la guerra civil española, no puedo participar ni de sus cuestionamientos ni de la puesta en escena. Por otra parte, el costumbrismo español me es tan asfixiante como el peruano. Prefiero escritores más extraños, raros, como Alvaro Pombo, por ejemplo, y entre los jóvenes las novelas brevísimas pero densas de Ismael Grasa o los perdedores sentimentales de Manuel Pérez Subirana.

texto disponible en: http://www.tecnicaliteraria.com/modules.php?name=News&file=print&sid=607

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